Hiperplasia benigna de próstata: el enemigo es la inflamación

Hay una razón para que el artículo sobre la hiperplasia benigna de próstata El Cierre Digital sea uno de buscados en la web. Con toda la controversia que las enfermedades han causado en los últimos tiempos, es importarte proporcionar un poco de claridad a los internautas más curiosos. A continuación encontrará información crucial sobre esta enfermedad y sus tratamientos más efectivos.

Para una próstata sana, la prevención implica evitar la inflamación: cuanto menos se registra, mejor viven los hombres. La hipertrofia prostática benigna surge de hecho de la persistencia de un estado de alerta crónico del organismo, al origen del cual pueden contribuir diversos factores: una infección bacteriana o viral, alteraciones hormonales o autoinmunes, el síndrome metabólico o el proceso de envejecimiento fisiológico (así tanto es así que las tasas están aumentando después de los cincuenta años).

Un vínculo ya demostrado hace diez años, gracias a un estudio publicado en la revista European Urology, que destacó la asociación entre trastornos urinarios, hipertrofia prostática e inflamación crónica.

¿Cómo reconocer una próstata inflamada?

¿Cómo se puede diagnosticar la presencia de inflamación crónica de la próstata? El primer indicador es el empeoramiento de los síntomas, especialmente los relacionados con el llenado de la vejiga: durante la noche el paciente suele tener ganas de orinar, lo que le obliga a despertares frecuentes. Incluso durante el día hay que orinar muchas veces y esta necesidad a menudo viene acompañada con la sensación de hacerlo apresuradamente.

Todo esto limita a los pacientes a visitar lugares que disponen de un baño en sus instalaciones. Un signo objetivo de la inflamación prostática crónica es la presencia de calcificaciones en la próstata, detectables mediante una ecografía.

Tratamientos para la hiperplasia benigna de próstata

Los fármacos de elección para el tratamiento de la hipertrofia prostática benigna, que en Europa afecta al menos a seis millones de hombres, pertenecen a dos categorías: alfa-líticos (actúan contra los síntomas) e inhibidores de la 5-alfa reductasa (que actúan al nivel de la síntesis de testosterona y ralentizar la progresión de la enfermedad). A veces se utilizan juntos.

No obstante, el problema que se presenta es que ninguno de estos fármacos tiene una acción antiinflamatoria. Hoy se sabe que el volumen prostático y las alteraciones hormonales no pueden ser las únicas dianas terapéuticas, también hay que tener en cuenta la inflamación para mejorar la calidad de vida del paciente.

El desarrollo de la cual es un fenómeno que comienza mucho antes de la detección de la enfermedad. Por ello, intervenir en la inflamación permite un abordaje temprano de la hipertrofia prostática benigna, en un momento en el que la terapia médica puede actuar con mayor eficacia.

¿Cómo intervenir adecuadamente?

La respuesta es simple, con un nuevo medicamento. Específicamente al extracto de Serenoa repens, una palma originaria del sudeste de América que, con una formulación diferente, ya se utilizaba en forma de suplemento (indicado para jóvenes que ya presentan problemas de micción a partir de los treinta años).

El extracto de hexano de Serenoa repens es un medicamento en toda regla, que debe ser recetado por el médico. El ingrediente activo se extrae de esta planta y es capaz de oponerse a la síntesis de interleucinas y factores de crecimiento. Por el momento no hay efectos secundarios, frente a un alto perfil de seguridad. Un aspecto de no poca importancia, si se tiene en cuenta que “los alfa-líticos provocan la eyaculación tardía”.

El líquido seminal termina en la vejiga y se elimina después de las relaciones sexuales. En cualquier caso, el trastorno desaparece cuando se suspende el tratamiento y los fármacos suelen ser capaces de mejorar mucho la calidad de vida de los pacientes. La ventaja que aporta el uso del extracto de origen vegetal en el tratamiento de la hipertrofia prostática benigna, frente a los antiinflamatorios clásicos, viene dada también por la posibilidad de administrarlo incluso por periodos prolongados: la indicación es para al menos un año, lo que no sucede con otro tipo de fármacos.

¿Medicamentos o cirugía?

Disminución de intervenciones quirúrgicas

La ampliación del abanico farmacológico contribuirá a reducir aún más el recurso de la cirugía, que en cualquier caso ya ha descendido significativamente en los últimos diez años y está destinado únicamente a los casos más graves: los que presentan un flujo urinario casi bloqueado y un gran riesgo de retención urinaria. En pacientes con hipertrofia prostática benigna, siempre se recomienda un cambio de terapia médica. Si es ineficaz, busque otras opciones. Actualmente, la cirugía responde a dos opciones: resección endoscópica de próstata (Turp) y enucleación prostática por láser. Pero las están ventajas relacionadas con el uso de diferentes láseres, que se eligen según el tamaño de la glándula en el momento de la operación. La operación depende del volumen de la próstata.

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *